En mi humilde opinión…

Estamos viviendo un momento del que probablemente se hable en los libros de historia, un momento duro y triste, de perdida de libertades y de sensación de vulnerabilidad, inestable y preocupante; pero también un momento de solidaridad y entrega, de muestras de cariño y generosidad, de soledad acompañada y esperanza compartida.

Esta es una situación totalmente inesperada y nueva para muchos de nosotros; para otros, quienes han vivido guerras, posguerras, holocaustos, revoluciones, epidemias, pandemias anteriores… es la antesala de momentos aún más complicados.
Preguntarse porqué es inevitable, cuestionarse para qué también lo es para muchos; puede que algún día lo sepamos o puede que jamás conozcamos las verdaderas razones de esta sinrazón.
Hay quienes dicen que es la creación de uno u otro gobierno, quienes afirman que es la naturaleza castigándonos por lastimarla, otros hablan de la transmisión de la enfermedad a través de un animal, también de profecías.
Todos buscamos respuestas, yo por ejemplo anoche leí un artículo publicado en un conocido medio de comunicación en Octubre de 2019, poco tiempo antes de que conociésemos las primeras noticias sobre el Coronavirus en China. El titular es “El mundo tiene que prepararse para la próxima gran pandemia”, grandes grupos de influencia hablan sobre las medidas que deben tomarse para evitarla. Está claro que no se tomaron.
Escuché al Doctor Cavadas hablar sobre el Coronavirus, acerca de cómo ha de mermar la población por simple evolución biológica, como ha ocurrido en todas las especies, según sus palabras “se sospecha que tiene que ser un virus de gripe que se contagie por el aire”, si se sospecha es que se tenía claro?, me pregunto yo. Habla de poca transparencia en las cifras de muertos, habla de miles más. Y supongo que como a muchos de vosotros, mientras busco respuestas aparecen infinitas preguntas nuevas.
Son tiempos de miedo, esto está claro, miedo mezclado con tristeza y desesperación; estas emociones lo empapan todo y cuando veo al director de la Sanidad de Aragón llorar en medio de una rueda de prensa mientras intenta explicar la situación sanitaria, me siento por una parte preocupada y por otra comprendo la importancia de mantener la calma.
Buscando, también encuentro ánimos, mensajes de apoyo y muestras de solidaridad; personas que llevan de sus casas mascarillas y otros materiales a los hospitales, empresas que paran sus producciones habituales para fabricar productos que nuestra Sanidad necesita, que nosotros necesitamos, que alguien necesita ahora. Ahora es una palabra clave y sin embargo esta situación no está más que empezando.
Veo a nuestros médicos, enfermeras, auxiliares… dar el do de pecho, también a los servicios de limpieza, fuerzas de seguridad, transportistas, a todo el sector alimentario y muchos otros dando lo mejor de sí, en un escenario abrumador en el que sin todos ellos llegaría a ser desolador.
Veo también fraternidad entre vecinos y desconocidos, personas que se ofrecen a hacer la compra a los mayores o a quienes no pueden hacerla por sí mismos, vecinos que cantan al unísono, concursos de disfraces virtuales para sentirse menos aislados y combatir el tedio.
Y es que este momento es sin duda histórico, inolvidable por su gravedad y aterrador en muchos sentidos, pero de la misma forma en que esto ataca nuestra humanidad menoscabando la salud y acabando con la vida de demasiados de nosotros; también nos ayuda a recuperarla, obligándonos a echar de menos el contacto entre las personas, la libertad de un paseo, una tarde de risas despreocupadas en la terraza de un bar cualquiera, saber que nuestras necesidades básicas están cubiertas y la tranquilidad de que nuestros hijos, padres, hermanos, amigos… están a salvo.
Este es un tiempo de preguntas y respuestas, las primeras quizá no paren y las segundas probablemente no basten. Pero también es una oportunidad para demostrar que es precisamente nuestra humanidad la que permanecerá y nos sostendrá por encima de todo.
Ruth Martínez Redondo

Acerca de viviendo hacia afuera...

Soñadora empedernida en búsqueda constante de mi misma...
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